«A veces, la realidad es sólo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad».
Patrick Rothfuss
El nombre del viento
Nuestra especie se oculta, reduce al mínimo su interacción con el entorno y los otros individuos. Recuerda la fragilidad inherente que la soberbia le había hecho olvidar. El mar sigue ahí, los otros habitantes de nuestra comunidad siguen ahí, tan indiferentes a nuestro horror como lo estamos a menudo nosotros ante su presencia y nuestro nefasto influjo sobre sus vidas.
Una joven viaja en este momento sola a través del país de vuelta a casa. A lo largo de una nación donde corre más peligro durante su travesía que ante un virus del que acaso no llegue a saber sino lo que aparezca en los medios. Apenas anoche cenaba en nuestro hogar. Hoy sólo podemos acompañarla con nuestro pensamiento; cerrando nuestros ojos a la realidad diaria, más aterradora que la enfermedad. Se desplazará por aire y tierra desde Baja California Sur, la península donde habitó un par de meses mientras realizaba prácticas laborales para concluir satisfactoriamente los requisitos necesarios a su titulación.
En su natal Chiapas la esperan su familia y amigos, un novio, los trámites finales en su Alma Mater, que ostenta el bello nombre de Universidad Tecnológica de la Selva. Deseamos que su viaje haya sido provechoso y tenga buen recuerdo de nuestro encuentro, que su vida sea plena y feliz.
Aquí a un paso del Mar de Cortés, allá a uno de la Selva Lacandona; la vida se abre camino. Generosos, nuestros vecinos no permitirán que lo olvidemos: únicamente necesitamos mirar atentamente alrededor.
Buen viaje para nuestra joven amiga, buena fortuna para todos.
